Oigo al río del olvido, sigue alerta,
susurra tu nombre,
que genera nuevas dudas.
Seguimos luchando
por alternativas, avergonzados.
La vergüenza es para ellos,
en un mundo que no es el que nos dejan.
Ya sabes, te lo he dicho muchas veces,
que estás en los versos
de García Montero,
en todos los cafés en los que escribo
y en los espejos del pasado.
Ya sé. Te lo dije muchas veces.
Este será un año con verano,
cruzaré tus ojos,
veré a unos y a otros,
y acabaré de empezar mi novela
atrapando ráfagas de luciérnagas
que encierre la ciudad. No queda nada.
Aún albergo algo de esperanza.
Nuestro optimismo, implacable,
no detiene su marcha.
Y, mientras tú llegas,
seguiré viajando y vivo. Como siempre.
La historia anuncia algo nuevo, no ha terminado.
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