miércoles, 30 de mayo de 2012

En la vida como en Prison Break

Sigo escribiendo de la misma manera, a simple vista, aunque me cuesta más de lo que debiera. Definitivamente llego a Oviedo bien temprano y me encuentro con la sonrisa luminosa y azul de C. (como cielo de verano). Me hago luego con Plenilunio, de Antonio Muñoz Molina, y Agua quemada, de Carlos Fuentes. No sabe uno dónde va a meter ya tanto libro cuando lo que tendría que hacer es deshacerse de ellos, con la mudanza. Mientras tomo un café vigilo el vaho de la memoria que pasa delante de mí y me lleva, curiosamente, hasta Astillero. Clavo mis ojos en el yo de antes (probablemente el que continúo siendo) y me da por pensar que no cambiaría ningún café o charla por ningún libro. Creo que en eso se basa casi todo. Me da entonces por pensar, sea por lo que fuere, en Michael Scofield (Wentworth Miller), el personaje ficticio pero muy de verdad de Prison Break, la serie que estoy viendo, y que a veces tiene que ver contigo. De él se dice que sufre la llamada "inhibición latente": "Las personas que sufren de baja inhibición latente ven las cosas de todos los días como usted o como yo; esta lámpara por ejemplo. Pero, mientras que nosotros simplemente procesamos la imagen de la lámpara, ellos procesan todo. La pieza de metal que lo sostiene, la lámpara, los tornillos, todo lo que hay en el interior. Sus cerebros están más abiertos a los estímulos provenientes del entorno. El cerebro de otras personas -el suyo, el mío- no admiten esa información. Tenemos que hacerlo de esa forma para poder preservar nuestra cordura. Si alguien con un bajo cociente intelectual tiene una baja inhibición latente, casi seguramente termine con una enfermedad mental; pero alguien con un alto IQ, casi siempre da como resultado un genio de la creatividad", nos dice el doctor Brighton. Uno desea y precisa de costumbres, repeticiones, perseverancia, y entre ellas, una de las más decisivas, es la de la vida. "Se volvió muy permeable", añade, "al sufrimiento que había a su alrededor. No podía bloquearlo. Entonces se convirtió en un rescatador, una de esas personas que se preocupan más por el bienestar ajeno que por el propio". A uno le gustaría ser en un futuro (voluntariamente o no) así, como Mike Scofield, en busca de su Sara Tancredi. Porque sé, por decirlo como los poetas, que no es tarde.

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