domingo, 11 de marzo de 2012

Si estuvieras aquí

Mis amigos me preguntan por la gripe que ha llegado hasta la puerta de mi casa. Yo les hablo del naufragio económico, del olvido, de las huidas señaladas, de lo que supone despertar del espejismo de un país en que a veces priman los valores superficiales en una situación ridícula. "Pero si tú eres el optimismo por naturaleza, ¿qué te pasa?", me dicen. Y es verdad, especialmente, en estos últimos cuatro años. ¿Qué ocurre entonces? -pienso ahora- yo que irradiaba luz y felicidad buscando mundos mejores, más justos y equitativos. Buscando el tesoro de tu sonrisa. Vamos comenzando los nuevos trabajos. Se me viene a la mente hacer una reseña sobre Peter Pan, de James M. Barrie. Mi patria es mi infancia, como la de cualquiera. Todos miramos hacia atrás con la mirada limpia de un niño y a veces es bueno volver a lo de antes. Maldita sea, cómo pasa el tiempo. Y uno no sabe si la negatividad es por los años o por el ruido del olvido lleno de fracturas y sutilezas. Es absorvente ser negativo. Me acuerdo de García Lorca trayéndote a ti. Lorca es el nombre español más alto que se me ocurre, así que me repito sus versos mientras quiere volver la primavera: "La canción que nunca diré, / se ha dormido en mis labios. / La canción que nunca diré". Me tiño de una melancolía que tiene las tijeras afiladas. Despierto todos los días y sigue ahí, como el dinosaurio de Monterroso. España es un país malherido y agujereado por esta crisis que habla mil idiomas. Si estuvieras aquí, tal vez entendería alguno de ellos. Este invierno durará poco, aunque si estás en el asiento de al lado, por mí como si es para siempre.

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