Otro marzo luminoso. Cruzo el océano
y cambio de Ítaca. Te recuerdo
los viernes y los sábados, muchacha.
Un café sin ti. O quizá sea de otro modo.
Tu ausencia es un estado de ánimo.
El olor a madreselva
y a jazmines
me devuelve aquello
que me hubiera gustado ser.
Madrid, Primavera, Promesa,
Lluvia, Candil. Seguimos viajando.
Es la esencia de estar vivo.
Con el tiempo descubrí
que me hubiera gustado
ser la carretera que recorres.
También cartero de Pablo Neruda.
Vivir en una pequeña isla,
tener una bicicleta perfecta
para repartir cartas en buzones urgentes,
y de vez en cuando aferrarme
al mástil que supone
llevarle una carta al poeta.
Hablaría con él, emocionado y expectante,
de esto y de lo otro,
de cosas de carteros y poetas,
de huidas, de naufragios,
de mujeres y metáforas.
Me ayudaría a sentirme menos solo,
a convivir con este cansancio.
Te recuerdo los domingos y los lunes,
muchacha. A ti,
que no das respuestas sino preguntas.
Es tiempo de crecer
exigiendo justicia y dignidad,
de soñar con lo que me hubiera gustado ser.
Con nuestro encuentro. Ya queda menos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario