domingo, 18 de marzo de 2012

Carta para un sábado escrita un domingo

Abrazos agradecidos: desde mi Asturias,

mi patria, mi infancia. Se escuchan los rumores

de una crisis que aún viene,

y de un capital especulativo.

Leo los editoriales de los periódicos,

versos de García Montero o León Felipe,

veo el noticiero que exige todo

y no hace nada en un mundo

que no es el que soñamos,

en que estamos aislados unos de otros.



No eludo mi responsabilidad

de ser un buen docente y un mal poeta,

de planear una huida contigo a Villablino

para brindar por el instante

y porque vendrán tiempos mejores, como me dices.

"Nos tenemos abandonados" "Te invito a un café".

Venceremos las fronteras insalvables pero frágiles.

La mañana de domingo con tu mensaje

es siempre soleada. Entonces es verano en marzo.



Ya te he hablado de que la utopía

no termina aún, amiga. Estamos vivos.

Tú, con tu luz de supernova

y tu glamour más ciudadano. Yo,

tan Ulises de regreso con mi quehacer rutinario

y mi Ítaca en el bolsillo. Echaré

jodidamente de menos a mis alumnos.

Somos de donde escuchan nuestras conversaciones,

de donde la tos se calma,

o de donde nacen las ágoras efervescentes.



Y aquí seguimos. Buscamos hacernos

nuevos horizontes para un libro y para una mirada

que es otra pues no se sabe observada.

El resto de la mañana comienza en ti.

Y en tu espejismo que ahuyenta el frío.



Miguel Ángel Gómez


PS: Sigo apresurándome despacio con "Narcolepsia", mi primera novela, que parece amansar a todas las fieras. No tengo todo el tiempo que quisiera. Pero qué se le va a hacer. Al menos me acuerdo de ti y de todo lo que llenas.

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