martes, 28 de agosto de 2012

Negociaciones de última hora

Como le ocurre a Vila-Matas no consigo dormirme porque algunas palabras insisten desesperadamente en mostrarme como el comienzo de una futura novela: "Aquí estoy en mi cuarto habitual. No pienso, y por lo tanto no existo. Me he olvidado de quién soy". Lo leo seis o siete veces. Me siento lleno de dudas. Un momento después lo leo otras seis o siete veces y empiezo a dudar de aquellas dudas. Aunque no sé si éste, tan pessoano, es un buen comienzo para un libro mío. Pero las palabras, impertinentes -ahora lo comprendo-, me insisten y me impiden dormir. A fin de cuentas, nunca es tarde si el insomnio es bueno. Pensar en algo supone siempre pensar en lo contrario.

No hay comentarios:

Publicar un comentario