jueves, 9 de agosto de 2012

Café de los recuerdos

Es verdad que mi Creador

es distinto del que te cuentan.

Y yo, ya sabes,

no creo en el destino.

Imagino que naufrago

en tus labios

en el túnel de la noche.



Es verdad: tu rostro está por las nubes,

y quién lo ata. Miro el reloj.

Reviso tus huellas de red social

mientras hago balance indispensable.

Joder, hermosa palabra Balance,

allá en el olvido de un hotel

o de un secreto.



Es verdad, somos gente solitaria,

a menudo, rehén del miedo y de la crisis

en estos tiempos de melancolía.

Reparo en los detalles

en los que se resuelve el mundo,

robo como Prometeo una llama

a mi esperanza de verte en Avilés o Ponferrada.



Es verdad que tu imagen

sigue viva

incluso después del sueño

en que detengo lo fugaz, lo instantáneo,

y fijo la vista en tu sonrisa.



En el Café de los recuerdos

nunca es tarde para desearte

a pesar de los años. O quizá por eso.

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