viernes, 28 de septiembre de 2012

Pasión para fotófobos

Caigo en el vicio de tus ojos, disparo de la luz. Lo había dejado de tanto cambiar de lugar y casa, de casa y lugar. No me entero. Lo intenté. Lo intenté. Puede que sea la pasión, como dicen por ahí, que balancea mi corazón dormido. La pasión es un estado de ánimo aunque me lleve la contraria a mí mismo. La pasión para cualquiera que junte besos, líneas o recuerdos. Porque existe para todo el mundo que analice e interiorice, no importa dónde te encuentres ni quién seas; si eres renovado o renovable, pensante o pensado. La pasión alabeada cae sobre ti en un espacio casi imposible, y te apasiona, te ralentiza y te engulle, te salpica de luciérnagas, si hay suerte... Bendita pasión que no es baldía, de mares y de huracanes de interior, que no me entere yo que te maltratan, que alguien te ignora en el bolsillo del alma, te provoca y te estrella, que alguien te ortiga, te acorrala, te convierte en olvido o simplemente te saca del paraíso. Con tanto ruido, ya digo, no había podido escuchar el disparo de tu luz que me abre sus páginas. Y ahora concilio así un sueño que habita en mí, en el eco de mi frontera, y crece, como la cola de los parados.

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