Reloj de bolsillo, bien tictaqueo.
Las calles, reptíleas rendijas,
a plomo, con huecos donde esconderse.
SYLVIA PLATH
A veces es posible
moverse por mis calles de Astillero:
Paseo de los Ferrocarriles o de Solía,
por los hoteles clandestinos de Barcelona
en soledad o acompañado
por los versos de Sylvia,
o por las tardes infinitas
que aguardan boquiabiertas,
me tocan en el hombro
con tráfico previsto
o árboles muy vivos.
Tejados y faroles me dan luz
que amarillea las esquinas
raros como unicornios o camellos.
Ahora necesito mi ciudad, es irrompible,
se aferra a mi nombre
pero nunca se queja.
Viene mi tierra atónita, pero de lejos,
de los destinos desvelados,
de las copas de vino
y de las verdades sin margen.
A veces es posible
con ojos de serpiente, en somnolencia,
cruzar la hora al borde de mis calles,
Aldapas,
Mazarredo,
Boo de Piélagos.
Todas son mías.
No hay comentarios:
Publicar un comentario