Soñando luciérnagas Gijón se despierta entre mis sábanas y yo me tropiezo con V, de invecible ternura, y con C, excesivamente atrayente, exacta. Me siento entonces mortalmente vivo. Hago, como ya es costumbre, balance de lo vivido en estos últimos días. Mis pies ya no son una excusa y van pisando tus huellas. Aún sueño con encontrarte pues la vida es eterna en cinco minutos, como cantaba el maestro Serrano. Termino después mi último poema, "Mis calles", en homenaje al viejo Benedetti. Y palabra por palabra voy escribiendo alegres madrugadas. Hoy es siempre.
Te sugiero un estrambote para el texto: Y mañana, todavía.
ResponderEliminar¡Lo prometido es deuda!¡Aquí está!¡Estás hecho todo un artista si señor! ¡Voy a leerme todos los demás!
ResponderEliminarMuchas gracias, Vir. Me alegra que te guste.
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