A Noelia Álvarez
Día sin interioridad
que me aprieta en sus brazos
cuando el brillo se queda mudo
y el jardín imperfecto es como el espejismo
que te dice tus ojos o la vida.
Oigo un grupo ruidoso de muchachos
que salen a buscar luciérnagas.
Corren apasionadamente
como un tren que gobierna su rumbo alevoso.
Susurran palabras con árboles,
tienen hojas que sueñan
y ardillas
anadeando o vacilando.
También tú y yo quisimos demasiado a menudo
intentar apresar la luz,
meternos en la luz.
Qué difícil va siendo llenarse de fulgor.
Pero he aquí: desde lo más profundo
la oscuridad
sigue poblada de luciérnagas.
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