miércoles, 27 de julio de 2011

Y sin embargo una mujer cabe en mis dudas

Esta mujer cabe en su magia.
Es cisne y cómplice y en mi torpeza
la llevaría tan cercana
como un labio azul.
Esta mujer cabe en mi insomnio
al filo de mi cuarto,
la envuelven madrugadas,
madrugadas que nada miran cuando la envuelven.
Esta mujer cabe en mi rumbo.
Bajo su piel gobierna la anhelante luciérnaga
de mi desorden,
y me quema su voz
como si fuera un diablo.
Pero mujer de lejana belleza,
mi torpeza, mi insomnio y mi rumbo
aguardan tus caricias sin piedad,
porque tan solo tú, mujer lejana,
solo tú cabes en mi corazón.

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