sábado, 29 de diciembre de 2012

Diarios

En este invierno de mirada cansada en que quedo inmovilizado si te ausentas, me da por rescatar La tentación del fracaso, de Julio Ramón Ribeyro. Aquí dejo algunos de los fragmentos que más me entusiasman. Tos de diciembre. Todo te nombra:

"Todo diario íntimo es también un prodigio de hipocresía. Había que aprender a leer entre líneas, descubrir qué hecho concreto ha dictado tal apunte o tal reflexión. Por lo general se analiza el sentimiento pero se silencia la causa".

"La felicidad consiste en la pérdida de la consciencia".

"Vivir es resolver, es actuar, es apoderarse constantemente de una fracción de realidad".

"Los verdaderos diarios íntimos son el testimonio que penetra, se ordena y transfigura en ese ámbito profundo y muchas veces inescrutable que se denomina intimidad".

"¡Volver a París, volver a París, qué obsesión!".

"Mi situación es angustiosa. Hoy, por desesperación, vendí un pantalón y comencé a escribir un artículo sobre Wolfang Kayser".

"Durante catorce horas he escrito sin interrupción. El lapicero se me cae de las manos. La historia es trivial pero sincera, y creo haber logrado algunos aciertos de expresión".

"Yo rara vez digo la misma cosa del mismo asunto, pues para mí todos los temas son una sorpresa y me obligan a improvisar".

"Si mañana no ocurre algún milagro, me veré obligado a vender mis libros, es decir, el centenar de volúmenes que desde hace algunos años me acompañan, a través de mil peripecias, y por los que siento un amor que no me atrevo ni siquiera a describir".

"¡Se salvaron mis libros! ¿Hasta cuándo?".



Julio Ramón Ribeyro, La tentación del fracaso, Seix Barral, 2002.

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