miércoles, 9 de abril de 2014

Demasiado feliz

No ya llevar la cuenta de todo en malas noches de insomnio, atormentado de soledad y espejos, sino llegar a la conclusión de que la vida nos va escribiendo cada día. En la fugitividad de mi corazón permanecen y duran seis o siete personas a las que he amado. Pues bien, eso sí, ahora sonrío y me sonríes llena de viento y belleza y le dan a uno ganas de arrojarse al río del olvido. Pero pronto pongo mala cara y recuerdo que no sé nadar en los sueños, de un tirón. Y es que, a cierta edad, hay quienes toman, como yo, todas las precauciones posibles para no ser demasiado feliz. Quien siempre gana nada sabe de la vida.

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