jueves, 24 de enero de 2013

Invitación de último minuto

Una cosa que hay que hacer siempre al iniciar un invierno es pasarse una hora en el café La Corte, para detener el reloj, o cuando menos tres cuartos de hora. Ya que todo está igual en este imperfecto Universo en que vivimos y lo único que hace la política impertinente es continuar con la crisis, vámonos a La Corte, ola natural de mi ánimo, donde el frío no llega ni el peso de los años. "Qué nos espera / si nieva en la memoria / de quienes fuimos" escribí no hace tanto. Vayamos a La Corte vestidos de mayo. Es saludable brindar por un recuerdo verdadero o falso sin que sepamos muy bien cómo, solemnizar cada momento. También lo es, según el grado de cercanía, brindar por la otra orilla y la ciudad baja. Por la tempestad del viajero y las memorias de un desmemoriado. Vamos, pequeña, a La Corte, vestidos de madrugada, a defender cosas indefendibles y, al cabo de unas horas, los pensamientos se cerrarán como una trampilla. Somos los alrededores de La Corte, la novela que vamos escribiendo al aire e inconjugable. Vámonos a La Corte al fin arbitrarios, geniales, tiernos, relojeros, débiles, triunfantes y arriesgados.

jueves, 17 de enero de 2013

Lorca

Lorca, exclusivo, refulgente, definitivo, sensible, sublime sin interrupción, porque te da la gana. Lorca, duende, las alas del vitalismo andaluz. Lorca, duende, nada te mata, todo te hace más fuerte, por tus plazas de plateresco. Lorca, duende, que barres para dentro, fuerza centrípeta. Y ya regresan los sonidos negros, negros de betún, tú quieres ser tú, la imaginación es un hecho del alma y rompe copas en la madrugada, las iguanas vivas muerden a los hombres que no sueñan. Lorca, todo es otra cosa. Todo está queriendo ser. Lorca, magia en la mañana viva, hebilla luciente y gastada. Lorca, García Lorca.

miércoles, 16 de enero de 2013

La vida en este caso

Sigo con Soares que nunca defrauda: "Me pierdo si me encuentro, dudo si opino, no tengo si obtuve. Como si me pasease, duermo, pero estoy despierto. Como si durmiese, despierto, y no me pertenezco. La vida, al final, es en sí misma, un gran insomnio, y hay un aletargamiento lúcido en todo cuanto pensamos y hacemos". La vida, pienso yo ahora, es ir al Rastro en busca de algún aforismo, ver a mi sobrino de locura Ager riendo mientras le miro, algunos atardeceres, la escritura de un poema en el café Cires, mi Alicia, Madrid y sus contradicciones, habitar los sueños pendientes, el mar que me salva del naufragio, saber que no te rindes aunque el mundo se agriete.

martes, 15 de enero de 2013

Somos

Decía Bernardo Soares lo siguiente: "Sabio es quien monotoniza la existencia, puesto que entonces cada pequeño incidente tiene un privilegio de maravilla. El cazador de leones no tiene aventuras más allá del tercer león. Para mi cocinero monótono, una escena de bofetadas en la calle tiene siempre algo de apocalipsis modesto. Quien no ha salido nunca de Lisboa viaja al infinito en el tranvía cuando va a Benfica y,si un día va a Cintra, siente que ha ido a Marte. El viajero que ha recorrido toda la tierra, de cinco mil millas en adelante no encuentra novedades, porque solo encuentra cosas nuevas; otra vez la novedad, la vejez de lo eterno nuevo, pero el concepto abstracto de novedad se quedó en el mar con la segunda de ellas". Cierro, cansado todo yo, el Libro del desasosiego. Así se van los días, si monotonizar la existencia para que no sea monótona. Pero no es tarde. Estar vivo no es un fracaso. Sé guerrera, busquemos ese mar en el que quedarnos. La isla será nuestra como nuestro es el futuro. Habrá bengalas que nos iluminen para salvarnos de la escarcha y los piratas. Somos otros. Mañana no será lo que la Monotonía quiera.

jueves, 10 de enero de 2013

Despierto



Despierto y el dinosaurio sigue ahí.

Veo claro el argumento de mi novela.

Quince folios, con mucha ilusión

y con la sensación de que aún no existen los problemas.



Despierto, el caso es que es enero y yo te amo.

Suerte, imagino, el no deber nada a nadie,

cuidarse de la amargura,

que mi fiebre sea el optimismo,

relativizar el éxito y el fracaso

como Bogart en Casablanca .

Pasa el tiempo y no es malo,

con la sonrisa prendida en el rostro.

La prima de riesgo está por los aires.

Pero aquí estamos, entre la realidad y el deseo.



Despierto, como te digo.

Es enero y yo te amo trepando al árbol del pecado,

ése mismo en el que tallo nuestros nombres,

te busco para convencerte de que estamos a tiempo

(adhuc tempus se decían las viejas leyendas).

El futuro es nuestro. Sé que insisto mucho,

espero que me perdones, pero continuamos en el viaje.

Estamos despiertos. Ahora más que nunca.

miércoles, 9 de enero de 2013

Cartas desde el insomnio

Me entretengo leyendo, imagen interior de mí, los diarios de Andrés Trapiello. En esta ocasión, temblorosa de fiebre y frío, le toca el turno a Apenas sensitivo (Pretextos, 2011). Me quedo lírico y preciso en la carta futura recibida en 2003 desde el 2009 (que, digamos, es un recurso muy literario) en la que un amigo X le incita a que deje de escribir su novela en marcha. Apreciación (ganas de no hacerle trabajar) con la que su mujer M. está de acuerdo. Y le dice: "Estoy de acuerdo con X, esos libros son el proyecto de un romanticismo suicida. Acabarás quedándote solo: unos querrán irse de tu lado, porque les dará miedo estar junto a alguien que puede contarlo todo, y no querrán compartir nada contigo, unas veces por temor a ser juzgados o simplemente narrados, y otras, por el contrario, cansados de que hables ya de todos menos de ellos. Desde luego me apenaría que esos libros dejaran de escribirse, porque son nuestra vida, la tuya, la de los chicos, la mía, y sabes cuánto me gustan pero todas las cosas tocan a su fin. Lo que hayas escrito de la vida, vida será, y nadie podrá quitárnosla ni a ti ni a los que nos encontramos en ella". A mí me recuerda, nada importa y todo es repetición, a mi futura mujer de 2019 que me llega ahora en 2013, a mi Alicia particular. Algo así. De momento le parece genial y fascinante que escriba sobre mis recuerdos o manías, aunque haga exceso de sentimiento, exceso de prosa, exceso de todo. Para acabar el día escribo una "Carta desde el insomnio", que nunca verá la luz: "A veces en mi cuarto metafísico, / ocupado en tachar alguna página, / he sentido entrar por las ventanas / al reloj de la noche. / ¿Es que nadie conoce mi desorden, / quiero decir, que soy / un animal nocturno? / Como odio el lugar común, me pongo el abrigo, / empiezo a caminar de este a oeste / recibiendo una luna que es ajena. / Al quedarme más solo que yo mismo / toco el brazo / de las pequeñas lluvias y los cielos salados, / tanta gente en la calle que sale bien peinada / y escribe sus historias / por crear un autor / a la medida de su gusto. / Hay tanta dignidad en los garitos. / La escritura es un signo muy visible / en estas horas frías. / Luego regreso a casa, muy cautelosamente, / dibujo al margen del papel, / espío en la ventana. / Desde la habitación, a tientas, / respiro el tornado de la literatura".

jueves, 3 de enero de 2013

Un mal sueño

En sueños me encontré una muchacha alta, indiferente, secreta, atrozmente invernal que se encaminaba hacia mí. De pronto, intenso y breve, su rostro estaba cerca del de Nicole Kidman y, durante los siguientes nueve minutos y medio, sus facciones se transformaron en las de Cristina Rosenvinge. Era un mundo aparte. Se creía una persona / personalidad. Comenzó a recitarme, para atención del personal, lo que, según me dijo, eran unos versos míos que discretamente le había dedicado tiempo atrás: "Tu rostro no es tu rostro / es un beso que llega del pasado. / Escribo para que me leas, / para despertar cierto interés / a su debido tiempo". Al acabar de recitarme me fijé, pero ni tenía inquietudes vitales ni sabía lo que era eso. En sueños a veces nos encontramos personas engatilladas y amargas que, por tener orgullo, se quedan más solas que la 1, en clave de frío. Como la muchacha de anoche. Justo cuando iba a despertarme y dejarla atrás, me dijo que no la abandonara, que no la dejara sola en tierra de nadie. Sacó entonces unas líneas de una carpeta azul, que me recordó mucho a la del poeta ovetense Ángel González. A veces juzgamos con aparatosidad a los demás. Y es que hay palabras tranquilas que aciertan y caen, como una piedra, en el fondo del alma: "Que tu norte no se olvide nunca de mi invierno", me dijo (lo cual en absoluto es malo). De repente su rostro volvió a ser su rostro en mi sueño rebelador y revelador, con be y con uve. Al despertarme, perdido, quise regresar de nuevo pero medité que antes de ponerse a soñar, hay que saber donde vamos, y cuál es el mejor camino. Y es que, como dijo Umbral, la amistad es más fuerte que la familia o el amor. Según qué amistad, claro.

miércoles, 2 de enero de 2013

Veracidad

Acto de barbarie: dejar el folio a medio camino, no perderse en el tiempo de un cuarto o no ser la herencia del recuerdo.

martes, 1 de enero de 2013

Nuestra patria es el trayecto

Es difícil influir en la realidad en la que vivimos si somos meros espectadores en un tiempo de descrédito. O participamos de ella por definición, o no somos. Pero hay días en que me levanto con una esperanza con mayúsculas, humana, perfilada, refulgente, neta, si tú me miras. Las barras de los bares, los lugares desconocidos, la conversación de tus estudios, la playa de S. Lorenzo han aprendido de memoria a convivir contigo. Tu tren vital es maravilloso. Cuando vienen días grises, si me veo necesitado de energía, vienes por los raíles del tiempo hasta mí, tan viva y con tanto presente. A veces necesitamos saber que le importamos al otro. Les doy la lata con los trayectos porque pienso, a menudo, en las sílabas de mi futuro. La verdad es que creo en nuestra coincidencia, en nuestro poder de decisión. Nada está escrito.