jueves, 17 de julio de 2014

Insomnio

Despiertas una noche
y te llega la felicidad partida en dos,
el cuerpo tuyo tan real como el fuego o la tormenta
que encuentro aun sin buscarlo.
Casi todos los días, ciento veinticuatro,
te veía en el mismo lugar,
el mismo viaje.

Hoy acabo con todo. Puedo escribir
los versos más tristes este insomnio.
Me has dado dos encargos
1) No moverme en tu misma dirección
2) No verte.
Así que ahora soy un hombre ocupado.
Lo digo absolutamente en serio.

Así que así las cosas no soy
ni mucho menos el mismo.
Me lo noto en las palabras y en los sueños
de este ateo practicante.
Nada es lo que era. Me aparto de tus pensamientos.



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