lunes, 31 de octubre de 2011

Quimera

Cada cual lleva a lomos una enorme Quimera, como decía Baudelaire. Ella rodea al ser humano con sus músculos elásticos y vigorosos, pero nadie se siente contrariado por llevarla colgada de sus cuellos o pegada a sus espaldas. Salgo a la calle, apacible e insignificante, a pesar de esta maldita tos que ha decidido atrincherarse en mi pecho y me achica los pulmones. No me impedirá, no obstante, ir a Gijón y escuchar a la calle Adaro jadear con su ronroneo monótono. El presente es solo un puente, se decía no sé qué escritor. Después de comer le doy palmaditas en la espalda al camarero, tras concederle un diez, y me dispongo a leer Trópico de Capricornio, del escritor estadounidense Henry Miller. Subrayo: "Solo existe una gran aventura y es hacia dentro, hacia uno mismo, y para esa ni el tiempo ni el espacio a los actos, siquiera, importan". Importa solo tu sonrisa optimista como el viento que me persigue hoy a breve distancia (pienso ahora). Importa que me importes (aunque tú no lo sepas) y tu nuevo portátil que es una caracola, con el sonido de las playas que nos acercan. En pleno caos y con absoluta certeza, llevo mi Quimera a lomos si te miro y te tengo entre mis sienes. Sigo vivo.

domingo, 30 de octubre de 2011

Orgullo de escritor

Es tan desgraciado porque todos le comprenden enseguida, que es la frase cogida al vuelo. Esta mañana preciosa, leyendo la prensa en el café luminoso, me encuentro con una entrevista a Luis Alberto de Cuenca, que leo con interés, en la que el poeta dice: "El dolor humano es el que hace posible la literatura", lo que a mí me trae a la mente la siguiente frase de André Maurois, "La literatura se hace a base de duda y de angustia". Continuo leyendo entonces al escritor madrileño, con ojos encendidos: "Hace 12 años tenía 33.000 libros. Ahora serán ya muchísimos más". Uno tiene que conformarse con tener tan solo unos cientos -pienso para mis adentros dando un sorbo a la tazá de café-, con ir tirando de cuando en cuando alguno para que no se amontonen, y tener algo de espacio. No siempre será así. Sigo con el periódico, desconcertado y torpe, y doy con estas curiosas palabras de un desconocido por mí muy conocido: "Leo mucho y vivo poco, apenas tengo experiencias vitales, pero les saco partido". Yo, al contrario, vivo mucho y leo lo que puedo (que no es poco). No cambiaría yo -ya te lo dije- un  ciento de páginas bien trabajadas por una tarde con un lector/a o no lector/a, que te tienda su brazo a la luz infinita de una charla, entre brindis y guirnaldas. Me repito otra de las frases de Maurois que a mí me gusta repetir con tu imagen inconsciente ardiendo en mi pecho: "La circunstancias hicieron de mí un escritor, no un sabio". Como casi todos los hombres me reconozco en el espejo, tengo ciertas pasiones y debilidades detrás de mis párpados. Como casi cualquier hombre soy un priviegiado sin desgracia alguna: nadie me comprende.



miércoles, 26 de octubre de 2011

Pequeñas cosas

Pocas cosas que contar. Hoy escribí tu nombre en todos los pupitres y seguí pensando en la esencia de tu perfume, que me trae tu risa. Conocí luego a A. y E, dos personas transitables, y eso me reconcilia conmigo y con el mundo. Charlamos de esto y de lo otro. Y nos pusimos de acuerdo. Y lo mejor de todo: hice un nuevo ídolo, que se suma a I., esta vez Gardner, quien pensaba que hay tantas inteligencias como olas en el mar, todas son distintas y todas son igual de válidas (lingüística, espacial, musical, intrapersonal...). Escribo de vuelta unos versos para mí y para mi entorno, de esos despistados que nunca verán la luz: "Seguramente / uno puede morirse / por lealtad, / por la duda de una mirada, / por el rumor de un verso / que nadie leerá sin vértigo, / por un cuerpo desnudo, / por el sigilo de un secreto, / por vergüenza, / por una cita cansada". Cansado llego a casa con la certeza de tener una frase que poder decirte irremediablemente: Tus labios o la vida.

martes, 25 de octubre de 2011

Ídolo

Día jodidamente agotador en el Máster en el que uno desearía viajar a Ítaca y disfrutar cada instante del viaje como decía el poeta Kavafis. Por suerte I, de forma regular, puebla de luz las clases con sus preguntas (tan decididas como brillantes, como te digo). Más tarde la veo en los pasillos (ésos en los que siempre busco tu rostro). -Eres mi ídolo, lo del ensayo de Cervantes me tiene encandilado. I me sonríe. Después de los primeros comentarios la timidez ya no es una excusa, aunque no tengamos pasado. Llega la hora, pues, de marchar en medio de la noche y coger el bus meditando en lo que debiera ser el arte (y en tu sonrisa que nunca me deja tirado). Termino un poema en el trayecto ("Premeditación") y estas líneas que doblan todas las esquinas, y me siento a gusto. Será que soy, en este terco octubre, misteriosamente feliz.

lunes, 24 de octubre de 2011

El abandono azul de la belleza

Muchacho, si lo que pretendes
es doblegar a la belleza
saldrás perdiendo. Piénsalo.
La belleza es antigua,
está ahí por donde todos pasan
con melena de látigo
para ser admirada.
Solo unos pocos, y con restricciones,
se permiten el lujo
de bailar un Tango a su lado,
como el Teniente Coronel
Frank Slade con su Donna.
Los demás debemos quizá
conformarnos con verla desplazarse
por la pista de baile
como un ser que ha surgido
de la lluvia o los sueños.

domingo, 23 de octubre de 2011

Una cita de Hermann Hesse

"Vivir en el mundo, como si no fuera el mundo, respetar la ley y al propio tiempo estar por encima de ella, poseer, como si no se poseyera renunciar, como si no se tratara de una renunciación -tan solo el humorismo está en condiciones de realizar todas estas exigencias, favoritas y formuladas con frecuencia, de tina sabiduría superior de la vida".

Hermann Hesse, El lobo estepario.

Supe de ti

Supe de ti, / ardiente supernova. / Te eché de menos.

Me siento a salvo / si te sientas conmigo. / Tiembla la luz.

Hecho curioso: / tú vives en tus actos. / Paz de mi abrazo.

En los helechos / ¿hay dos ojos llorando / o es el rocío?.

Un hombre puede / viajar en una silla / si es muy sabio.

Solo viajando / somos en realidad / nosotros mismos.

El universo / es cierto para todos. / Proporcionado.

Vuelvo a tus ojos / transeúnte de todo. / Vuelvo a tus ojos.

Bien que lo sabes. / Todo empieza y acaba / en tus razones.

Sueño luciérnagas / que atraviesan el aula / cuando te miro.

Grita y no olvides: / aún no ha anochecido. / Estás a tiempo.

Salgo a tu encuentro / y cruzo la Gran Vía. / Amo viajar.

He de creer, / a pesar de este frío, / que nunca es tarde.

viernes, 21 de octubre de 2011

Aunque tú no lo sepas

¿Mi defecto más peligroso? La amabilidad. He trabajado bien toda la mañana en un poema heredero de la poesía de Salinas. Si el boceto no sale mejor lo romperé y trataré de escribir otra cosa. También he rescatado algunas de mis frases preferidas de ciertos referentes: "Yo quiero ser de plata" (García Lorca); "Basta con conocer lo que es bello y atreverse a expresarlo" (Goethe); "En el instante vulgar hallo un paraíso" (Gabriel Celaya); "He permanecido aquí y he escuchado la voz del río. Me ha hablado mucho. Me ha llenado de grandes pensamientos" (Hermann Hesse); "La vida corriente no me interesa. Solo busco los momentos fuertes. Estoy de acuerdo con los surrealistas, busco lo maravilloso" (Anaïs Nin); "Pobre musa mía, ¿qué te sucede hoy? Espectros nocturnos invaden tus hundidos ojos, y en los colores de tu cara alternativamente veo la locura y el pánico, con su frío y su tristeza" (Charles Baudelaire). Cierro los libros. Estás lejos y entonces salgo a tu encuentro, como si el mismo demonio me hubiera arrancado de casa. Bebo océanos de rostros y salto las olas pero ninguna se parece a ti frágil y feroz, llena de inquietudes. Volveremos a vernos más pronto que tarde. Ya estás en mi vida, no hay dudas de estar vivo y uno se siente a salvo de miedos y reproches, aunque tú no lo sepas.

jueves, 20 de octubre de 2011

Tal vez hago de mis poemas un trayecto, tejo con tu rostro una luz

Me digo y me repito:
buenos días poema.
Y entre silencio y silencio,
entre hoja y hoja
escribo con mi tinta
tu rostro, tu misterio
en el tren de las diez de la noche
de un jueves en que ya te sueño.
Me digo y me repito
-debo dejar constancia-
abrígate, mi amor, no cojas frío.
Veo lo que no ves,
me asalta lo que tú no sabes.
Una cerveza, dos, o tres,
tu rostro no es tu rostro,
es un beso que llega del pasado.
Escribo para que me leas,
por despertar cierto interés
a su debido tiempo.
Es obvio, me acerco y no salgo.
Salgo y ya no vuelvo.
Y voy hacia las dunas, para saber de mí.

miércoles, 19 de octubre de 2011

Aforismos escritos durante una clase de E. del Teso

El buen comunicador cuando quiere hacer gracia, hace gracia. Cuando quiere estar serio, lo está.

El buen comunicador sabe estar en situación.

El buen comunicador es más telépata que los demás. Cuando miente, dice la verdad.

El buen comunicador puede comprometerse y mantener sus compromisos.

No te fíes de un buen comunicador. Gana siempre.

El buen comunicador no engaña a nadie y engaña a todos por igual.

Cuanto más detalles, más credibilidad.

El buen comunicador nos coloca herramientas en el pensamiento para que las utilicemos.

Ningún comunicador como aquel que va en pos de la gloria.

Docet umbra

Escribir un libro conlleva un cúmulo de nuevas sensaciones. El hecho de verter sobre los poemas que compiten codo con codo lo vivido y leído (solo algunos darán el portazo y llegarán a buen puerto). Uno lleva consigo la alegría de las nuevas aventuras. En ese empeño me arden las manos, y voy buscando el título en las leyendas de los relojes. Entre aquellas que hacen hincapié en la brevedad de los instantes (Breves sunt dies hominis) o la fugacidad de la vida (Tempus fugit), encontré una curiosa y deslizante: Docet umbra. Lo he traducido, con mi dejadez habitual, por La sombra enseña. Perezoso y febril, espero que vayamos viendo que lo frágil es lo que importa, que quedan días inconclusos por vivir. Que aún no es tarde. Aquí os dejo un nuevo poema que intentaré no sea vano.

LA TRISTEZA ES UN ASUNTO DE IMPERTINENCIA

La tristeza es un perro enorme
rendido de impaciencia
que a mí me parecía
feroz, y que se convirtió
en mi enemigo.
Y lo asumí. Las pocas veces que lo veía
el pobre animal me gruñía
casi por compromiso,
pero en cuanto advertí
que estaba atado a una cadena,
entonces yo también
-en un signo de cobardía
de que tengo memoria-
me decidí a gruñirle, frente a frente.
Y aunque mi alarde resultaba
bastante ambiguo
debo admitir que no contribuyó
a mejorar las ya
deterioradas relaciones.

martes, 18 de octubre de 2011

Universos privados

"El universo es cierto para todos nosotros y distinto para cada uno" (Marcel Proust).

A veces un Máster puede ser un Universo

Me levanto pronto y con ganas. Salgo a la calle y compro una antología de André Maurois que recoge Entre la vida y el sueño, Retrato de una actriz y El pensador de almas. Llevo leídas un par de páginas cuando me encuentro con este fragmento: "-El Universo -decía el astrónomo-, está terminado en el Espacio como en el Tiempo. Es curvo, y la luz, pasados unos millones de años, vuelve a sí misma. Está casi vacío. Imaginad que en el Grand-Palais no hubiera más que tres o cuatro motas de polvo, y tendréis así una idea de las distancias que separan, unas de otras, las estrellas en la Vía Láctea. Más allá, habría que recorrer miles de kilómetros para encontrar una sola mota de polvo". Eso me lleva a pensar que no todo está perdido en el Universo, aunque el mundo se agriete. Recuerdo que ayer conocí, en las clases disparatadas del Máster, a 60 seres bastante humanos, en poco más de una hora. No sé de ti y sé que no estás lejos. A veces un Máster puede ser un universo de supernovas luminosas. Nunca es tarde si te echo de menos a ti que no te conozco, y busco tu rostro en todos los pasillos que dan al aula. Hoy es siempre.

lunes, 17 de octubre de 2011

Lección de porvenir

Cuerpo lejano y mío
cuando era solamente
un niño camuflado
ordenando la tinta que hablaba
allá en El Astillero.
La gente salía de sí
con olvido y perfume
a recorrer las calles que esperan a la noche.

Qué suspiros de ría.
Qué silencio flotante.
Fue un tiempo
de mas bien sonidos de copas,
de alumbrar luces
que nos hicieron bellos.
Cruzamos aeropuertos,
optimismos, atascos y jazmines.

Y no está mal.

Nunca me sentí tan a salvo,
tan al abrigo
de sueños que dormían a mi lado
con ronquidos discretos.
El Paseo de los Ferrocarriles
como una vieja cúpula
de igneos soles.
El horario de la escritura.
El mar hospitalario de Cantabria
atendiendo a miradas callejeras.
La historia  de un amor.

El que se va se lleva su memoria,
su modo de ser río, de ser aire,
de ser adiós y nunca,
decía la poeta.

Y ya sé que está mal.
Queda una mesa
sospechosamente vacía.
Tú y yo aprendimos a callar
porque el amor no tiene la última palabra.

Y sin embargo el porvenir
no reconoce más idioma
que la charla del pasado.

domingo, 16 de octubre de 2011

Abrigo

1
Ya se separan
los pasos que hemos dado.
Solo recuerdo.

2
Sí, estás vivo.
Poco importa lo otro,
es suficiente.

3
Incandescente
habitas en mis sienes.
Siempre te miro.

4
Tengo que amarte,
amor, tengo que amarte.
Flor de mi estío.

5
Cruzo la calle.
En la esquina de un verso
vuelve tu nombre.

6
Ahí está,
con sus luces y sombras,
mi utopía.

7
A mí me sirve,
me sirve tu mirada
firme y tan pulcra.

8
Quién sabe dónde
quedan mis huellas próximas
ni mis atajos.

9
Dichoso yo.
Mi táctica es mirarte,
y me sé vivo.

10
Hay hombres tristes
como hay noches de amor.
Naufragio súbito.

viernes, 14 de octubre de 2011

En Oviedo

Fui sorprendido por tu rostro entre calles ovetenses y me rebelé ante tanta somnolencia recordando un poema de García Montero: "Ya sé que otros poetas / se visten de poeta, / van a las oficinas del silencio, / administran los bancos del fulgor, / calculan con esencias / los saldos de sus fondos interiores, / son antorcha de reyes y de dioses / o son lengua de infierno. / Será que tienen alma. / Yo me conformo con tenerte a ti / y con tener conciencia". Me sorprendió tu rostro, como te digo, y me recordó qué debe ser vivir. Nunca es tarde.

Ecos (y una foto del rastro)

A mi amiga Dulce

"Sabio o ciego, el destino entrelaza las existencias" (Heráclito).

***

Ayer es viejo
igual que lo es América.
Y es un hotel.

***

"Un fantasma es un hombre que se ha desvanecido hasta ser impalpable. Por muerte, por ausencia, por cambio de costumbres" (James Joyce).

***

Dulce y comprensiva, ven a mi encuentro. Eres mi idioma.

***

El corazón siempre se rebela contra el entendimiento.

***

Tu llama me llama sin lluvia del cielo.

***

"El sentido oculto de las cosas es no tener sentido oculto" (Pessoa).



jueves, 13 de octubre de 2011

El mendigo

Qué extraño es todo (debo dejar constancia de ello). Me encontraba leyendo en un banco de la Losa. La borra del café, de Benedetti. Me dispuse a comer la empanada casera que hace siempre mi padre. Sabe a gloria (algún día me dejaré convencer para aprender a hacerla). Al poco rato apareció un hombre desconocido. Enseguida me di cuenta de que se trataba de un indigente. "¿Tiene un trozo de pan o algo de comida para darme? Lo que sea". "Es que tengo hambre". Es claro que en su mirada concurrían todas las tristezas del mundo. Durante un segundo contuve el aliento. Entonces, en mi condición de privilegiado, le respondí: "Claro que sí" (llevando una porción de empanada a su mano) "Toma esto". "Toma algo de dinero, no es mucho". "Toma unas servilletas" (en tanto vi sus manos ennegrecidas). "Dios te lo pague, muchacho". Como es obvio, mientras escribo ahora estas líneas, desconcertado, se me pasan por la cabeza todo tipo de pensamientos de pena y abandono. Habría que tratar de ordenar el mundo (lo digo de veras). Todos somos mendigos, al fin y al cabo, con unos cuantos días de permiso. Nunca es tarde si la acción deseada es buena.

A veces un amor es necesario y urgente

Si no se reconoce
el mundo en nuestros pasos,
nada sabe de amor.

miércoles, 12 de octubre de 2011

Concha

Pienso poco en I, y charlo con N que me tiene encandilado, y escribo un haiku y otras composiciones mujeriegas: "Me consoló / la sonrisa que arde / en tu desnudo"; "El deseo no existe / más que tras tus andares. / Poesía eres tú"; " La vida espera / de ti y de mí el gesto / de nuestro beso". Luego recibo a L. recién llegada en Alvia de Madrid, mi Madrid querido, el de mi sangre y mis huesos, el de mi amigo Néstor, el que echo en falta más de lo que debiera. Hablamos de esto y de lo otro. De Milongas y de sueños presentes (que es donde nos quedaremos el resto de la vida). Nos vamos aproximando al Hotel Begoña Park entre cerveza y sonrisa pues en nuestros rostros están prendidas todas las sonrisas de hombres y mujeres que bailaron entre hogueras. Uno tiene, después, el privilegio de charlar unos ratos con Concha. Concha es una gran persona. Compartimos nostalgias, aire y algún que otro referente. "Es un orgullo conversar contigo". "Es un privilegio que me leas". Son minutos de enseñanza y aprendizaje. Recuerdo una cita de Borges que olvidar no quiero: "Hay una dignidad que el vencedor no podrá conocer". Ya de camino a casa escribo un poema pensando en Concha y en el café pendiente que nos queda, que espero que llegue más pronto que tarde. Se titula provisionalmente "La tristeza es un asunto de impertinencia", y habla como decía el viejo Benedetti y mi nueva amiga, de no quedarse quieto al borde del camino, del poder de la resistencia en tiempos convulsos. Dice así: "La tristeza es un perro enorme, / rugiente de impaciencia, / que a mí me parecía / feroz, y que se convirtió / en mi enemigo. / Para peor, las pocas veces que lo veía, / el pobre animal me gruñía / casi por compromiso, / pero en cuanto advertí / que estaba atado a una cadena, / entonces yo también / -en un signo de cobardía / de que tengo memoria-, / me decidí a gruñirle, / y aunque mi alarde resultaba / una caricatura, / debo admitir que no contribuyó / a mejorar las ya / deterioradas relaciones". Emocionante día al abrigo de otras miradas. Gracias mil.

El otro tigre

Pienso en un tigre
por selvas y mañanas.
Lento en su sombra.

martes, 11 de octubre de 2011

En resumen

He recorrido calles céntricas
de una ciudad despierta
pero también las densas dunas de tu cuerpo,
con fuerza y seguridad.
He entrado en el lugar de un crimen.
He pasado tardes con Hemingway y Quiroga.
He probado esto o aquello
como tantos mamíferos.
He apurado cervezas de un trago
con evidente preocupación.
He hablado de cualquier cosa con cualquiera.
He creído en los fantasmas
y he cargado de veras con alguno
a altas horas de la madrugada.
He brindado a la salud de John Lennon.
He amado a Esther y María y Nerea
y Noelia, y también Iris.
He abrazado el pesimismo
como único consuelo.
He sido el replicante Roy Batty.
He nadado en la nada.
He perdido un par de labios
(no siempre los mismos)
entre la memoria y el olvido.
He visto cuadros de Velázquez, Gauguin o Goya.
He sido esclavo de mis costumbres
-chicas para el mundo,
pero grandes para mí-
He resbalado en lágrimas vitales
pero nunca

he conseguido entrar

en la tinta de tu mapa.

domingo, 9 de octubre de 2011

Desde lejos

La eternidad / psicópata y procaz / es el pasado.

Te amo, ¿sabes? / Moriré en tu veneno / tan respetable.

Soy un gandul / que, ya, vagabundea / por la nostalgia.

En cada barra / pido lo que bebía / de aquellos labios.

Paso las tardes / pensando en un viaje. / Mares soñados.

A veces huyo / donde nadie me espera. / Parto de cero.

Hay que escribir / siempre lo que se sabe. / No lo que vemos.

No volveré. / Y la noche callada / dormirá el mundo.

Nuestro silencio / es un pequeño charco / entre hojarasca.

Hay soledades / peores que estar solo. / Ponte el abrigo.

Libre del peso / el cuerpo se abandona / en las arenas.

Nado en la nada, / injusta y egoísta, / de un hasta siempre.

Un lugar soñado

viernes, 7 de octubre de 2011

Esperándote

Se lee en uno de sus libros: "La vida pasa afuera y el corazón me dice que yo paso en mi adentro y solo así puedo juzgarme sin compasión malsana. Si me culpo o me absuelvo, solo me importa a mí. La desmemoria va conmigo". Quiero ser sincero, decir mis sueños y tu risa que es una antorcha. Dibujaré el aire en mi olvido de veras ideando días mejores, quisiera ser cerveza compartida en el jardín de tu isla abierta, en nuestro futuro próximo, más ciertos y más reales. De un tiempo a esta parte la desmemoria también va conmigo, dulce, ferozmente. Cuando hablo de mis sueños prefiero decir vivir y desvivirse. Te has ido un instante. Y, ya ves, te echo de menos.

jueves, 6 de octubre de 2011

Tu regreso es un punto de partida

Mientras escribo estas líneas recuerdo tu sonrisa pacífica donde viven las interrogaciones. Me doy cuenta ahora de que soy un buen conductista, es la conclusión a la que uno llega tras varias clases de Aprendizaje y desarrollo de la personalidad. Un conductista tradicional diría que cualquier conducta que tengamos, si persiste, es que hay un reforzador que la sigue manteniendo. Y yo no entiendo de extinciones. Todo empieza en ti, como si dijéramos. En tu regreso. Eres mi reforzador en tu odisea, el sol sobre mi espalda en este intenso octubre. Un mar que ilumina mis sueños. Despierto de mi letargo cuando la noche se escurre entre incertidumbres y deseos. Pienso entonces en los poemas que aún no he escrito y en la realidad de sus significados. Salgo a la calle con la serenidad de un recuerdo en busca de un tesoro, de naufragios repentinos o de tus ojos oscuros simplemente. La ciudad, como una flor que se abre, tiende sus estambres hacia mí mientras hago planes de futuro en esta nueva mañana que me bebo a sorbos de café y de transeúntes. En esta ciudad estás tú incluso cuando no estás. No doy abasto con tus sonrisas que retengo con urgencia y ansiedad. Lo confieso. Yo sé que todo te nombra y te espero en todas las esquinas. Todo empieza y acaba en ti.

domingo, 2 de octubre de 2011

La fisonomía

Seré breve: te conocí en un parque. Te llamabas Noelia y vestías un jersey beige y falda negra. Me sentí en un banco de madera y te pedí hora y te miré al fondo de los ojos. Tú me respondiste (discreta) sin miramientos (observé, sin embargo, que no tenías reloj). Entre una cosa y la otra entablamos conversación. Me contaste toda tu vida, como si nada. Cosas inconfesables, lo cual me convertía en unos segundos en privilegiado. Te vuelvo a mirar y estoy a gusto y sonrío y me pierdo en tus palabras y entrecruzo las piernas y sudo (sudo mucho) y me maravillo con tu piel. Tan siquiera media hora después nos estampábamos besos, sin saber por qué. Permanecimos solos y sin decir ni pío (aunque estuviéramos rodeados de gente). Pensaba: me gusta. Debo quedar más con ella. He de volver a verla. Me despedí de ti con sufrimiento y anduve por las calles mirando escaparates, no sin antes concretar de motu proprio una cita para el día siguiente. No tenía ni pies ni cabeza. Pero abrumadoramente, me gustabas. En ti no había nada que no fuera genial, o interesante o irresistible. Todo podía ser. Me produjo una sensación desconcertante llegar al mismo lugar sin pegar ojo, a la hora indicada y no encontrarte. Luego miré a lo lejos y creí reconocerte (aunque llevabas el pelo recogido) jugueteando con lo que serían tus sobrinos. Todo irá bien, me dije. Siempre me han gustado los niños, y yo a ellos, pues les hablo en su idioma. Te paré y te saludé, y cuando iba a besarte me diste una bofetada, como si nada. Impulsado por las circunstancias pregunté qué ocurría con inequívoca preocupación. Me miraste entonces como se mira a un fantasma o a un delincuente. Me quedé de una pieza. Pensé que estarías nominada al Oscar a la mejor actriz secundaria. Me parecía estúpido. El detonante quizá era que te arrepentías (a veces pasan cosas como éstas). "Soy yo", protesté. Me tachaste de sinvergüenza y contigo tus sobrinos (y cien personas más que se solidarizaron contigo). Me atolondré y te dejé ir. A los pocos metros, claro, te vi con el rabillo del ojo (no paseabas a tus sobrinos, llevabas el pelo suelto) esta vez en el bar de enfrente. Justo en ese momento alcé la vista y observé cómo, teñida de pelirroja, te subías al bus. -Mierda, no soy un paranoico, me dije. Lo quiera o no, no me queda otro remedio que mirarte.

sábado, 1 de octubre de 2011

En tu mundo (Y un haiku entre mis sienes)

Me miro al espejo, y aún veo a un adolescente. Salgo a la calle con prisas. Me espera el tren a Gijón. De camino escribo un nuevo relato (tras muchos meses) que, provisionalmente, se titula "Fisonomía". Quedará bien. Eso creo. Me llega un mensaje de México de mi amiga Dulce, a la que tanto aprecio, que me da ilusión todo el día, toda la noche, y parte del día que ni existe. Hablamos de ausencias presentes que abarcan vidas enteras. Mas seguimos vivos. En fin. "Si no fuera por mí, sería por otra", me dice a media tarde N. al sugerirme inconscientemente un posible título para mi relato (como tesoro luminoso). "Ya, ya... en tu mundo se vive bien", le respondo (qué diablos). Cuando ya está cayendo el día, un haiku entre mis sienes me recuerda qué es vivir en días inciertos: "Amé. Me amaron. / Pero busco a mi Alicia, / besos ardiendo".