domingo, 31 de octubre de 2010

14

En este disparatado mundo de seis mil millones de seres, solo precisas uno para sentirte vivo.

Por mi lago de tedio

1
Tarde de fuego.
Briznas de nubes fluyen
dirección sur.


2
Desde que estás
los bosques y los árboles
me traen tu olor.


3
En el asilo
un hombre envejecido
es cosa triste.


4
Esparce el mar
las olas por la arena.
El sol ya pálido.


5
Ante mis ojos
algarabía y luz.
No, es París.


6
El árbol quiere
desesperadamente
salir corriendo.


7
Tiemblan las hojas
en murmullos de plata.
Voz agradable.


8
En la ventana
miro a mi alrededor.
Todo está lejos.


9
Sobre Astillero
el cielo es una loma
que nos abriga.


10
Cuento los días
que pasan y yo paso.
Vitalidad.

sábado, 30 de octubre de 2010

Utopía

Una mañana temprano, taciturna mirada del sol. La noche cenicienta había vuelto a dejar una alfombra amarilla como recuerdo. Más tarde vendría un empleado a barrerla y renovaría su olvido.
Yo deambulaba; en dirección a mí caminaba por casualidad una mujer. ¿Qué la perturbaba? La conocía hacía mucho, aunque de lejos. La había visto en un banco, en una plaza o en el tren. Pero quién sabe, quizá fuese la última posibilidad de que volviéramos a encontrarnos. Vestía con elegancia y caminaba pausadamente con los ojos muy abiertos; para bien o para mal paseaba los pies cansados entre la hojarasca. ¿Para oír el crujido de las hojas? Yo la seguía de lejos, pero lo sentía sin oírlo.
Ella caminaba en una dirección, yo en la contraria. Pasó por mi lado, yo pasé por su lado, los dos nos detuvimos ante un jardín en que había un café. La veía parada, siempre imponente. Entro, confuso. Ella entra profunda y melancólica.
Nos sentamos aunque separados en la misma mesa. No hablamos mucho ella y yo. Pero es como si tuviera que decirle una palabra, y me faltara esa palabra. Tomo un café. Ella sorbe un té con limón. Casi ninguna diferencia. Yo escucho voces y sonrisas entre el bullicio. Ella escucha también y son los mismos pensamientos lo que oye, quiero decir los mismos que yo, curioso. Estaba anocheciendo. —Debo irme—dije con cautela—. Salimos del café sin decir palabra. Su rostro es afligido como el mío. Entonces me alejo, ella se aleja. Con paso lento y la cabeza alta camina adelante como en un desierto. Y yo tras ella.


viernes, 29 de octubre de 2010

13

Los grandes acontecimientos de la vida no tienen asistencia.

Avenidas de la memoria

En la Avenida Mazarredo, donde está el Guggenheim, cuando los ruidos de la calle hablan alto y el tiempo es de un azul luminoso, cuídate de la dulzura de las cosas.

jueves, 28 de octubre de 2010

12

Confío en la Cruz del Sur y la Osa pequeña.

Relaciones y soledades


"Las personas que peor lo pasan son las que tienen más temperamento que valor".

"Mientras soñamos, ¿no seremos fantasmas en los sueños de los otros?".

"Cuando el odio se acobarda, sale a la calle enmascarado y se hace llamar justicia".

"¿Tu enemigo? El que habla mal de ti, aun sin creerse en el fondo lo que dice. ¿Tu amigo? El que le escucha atentamente y piensa: Algo de eso hay".

"Amar a una persona: por cada risa, siete lágrimas".


"El oído de la humanidad tiene una particularidad: no percibe las voces, solo los ecos".

"Cuando ya hayamos llegado a la meta, seguiremos creyendo que estamos de camino. El último error de la humanidad".

"Lo que llamamos personalidad de artista es la suma de los obstáculos que el artista debe superar para poder crear su obra".

"Si agitas un aforismo, caerá una mentira y quedará una banalidad".


Arthur Schnitzler, Relaciones y soledades (Edición de Joan Parra), Edhasa, 1998.

miércoles, 27 de octubre de 2010

11

La fiebre, el vértigo, la insidia, no me han convencido.

Saltar del tren

Comparto los pensamientos de Zbigniew Herbert en Un bárbaro en el jardín: "¿Qué es para mí este libro? Una colección de apuntes. El relato de mis viajes. En primer lugar, un viaje real por ciudades, museos y ruinas. En segundo lugar, un viaje a través de los libros que tratan sobre los lugares visitados. Dos visiones, o dos métodos, que se entrelazan".
Aunque si alguien me preguntase cómo compongo un libro, diría algo no muy distinto de lo que dejó dicho Lope de Vega en La Dorotea:
-Leyendo,
y lo que leo imitando,
y lo que imito escribiendo,
y lo que escribo borrando,
de lo borrado escogiendo.

Siempre intentando, exaltado y sereno, saltar del tren en el momento preciso.

martes, 26 de octubre de 2010

10

He tenido un privilegio: he andado entre utopía y realidad.

Lo bastante viejo

Emocionante en "¡Oh, esto parece el paraíso!" la descripción cargada de poesía que su autor hace del anciano protagonista, un tal Lemuel Sears: "Era lo bastante viejo como para recordar la época en que los horizontes de su país estaban dominados por los bellos olmos en forma de copa y la mayoría de las bañeras en que uno se metía tenían patas de león. Era lo bastante viejo para recordar la promesa de los viajes  en dirigible, y nunca olvidaría haber entrado a paso de marcha en una de las ciudades capitales del Sacro Imperio Romano".
Y uno que está y envejece, y trata de encontrar calma, sueña con que vuelvan los bellos olmos a cubrir la tierra, secos de sed por dentro y verdes de esperanza por fuera.


John Cheever, ¡Oh, esto parece el paraíso!, Ediciones Alfaguara, 1984.

domingo, 24 de octubre de 2010

Muerte, de Ryszard Kapuscinski

Está aquí al lado
anda por aquí
no para de dar vueltas
siempre en movimiento
con su propia lista de direcciones

tiene un corazón fuerte
no se queja del cansancio
no se deprime
no tiene tiempo para la hipocondría

un dechado de salud

tiene una vista perfecta
no se puede contar con que no sé dé cuenta
tiene una memoria formidable
no hay que esperar que puede que se olvide

es aplicada
se concentra
es muy precisa

la perfección desde todos los puntos de vista


Ryszard Kapuscinski, Poesía completa, Bartlevy Editores, 2oo8.

Escépticos y optimistas

“Me encantan tus frases sobre el amor. Yo me siento identificada con esas frases”, me dice una amiga sonriente tras entrar varias veces en mi blog. “El amor humano más duradero es el amor no duradero”, me digo yo para mis adentros.

viernes, 22 de octubre de 2010

8

Pasan los trenes, los vientos, las miradas. Pero no estoy. Pero no estás.

En casa

Estoy empezando "Oh, esto parece el paraíso", de John Cheever. Un libro extraordinario del gran novelista estadounidense. Terminaré sus Diarios, después de haber leído "Juegos de azar" de Stawomir Mrozek, con gran provecho, según creo.

jueves, 21 de octubre de 2010

El secreto


Escribe Stefan Zweig: "En cierta ocasión conté a mi admirado Paul Valéry a cuánto tiempo se remontaba nuestro conocimiento literario: hacía ya treinta años que yo había leído deleitándome, unos versos suyos. Valéry me obsequió con una sonrisa jovial: No me mienta. Mis poemas no se publicaron hasta 1916. Pero después se quedó de una pieza, cuando le describí con todo lujo de detalles el color y el formato de la pequeña revista literaria en que, en 1898, encontramos en Viena sus primeros versos. Pero si ni siquiera en París la conocía más que un puñado de personas -dijo, atónito-. ¿Cómo pudo usted conseguirla en Viena?. -De la misma manera en que usted, siendo estudiante de bachillerato en su ciudad de provincias, consiguió las poesías de Mallarmé, tan poco conocidas de la literatura oficial".

Stefan Zweig, El mundo de ayer (Memorias de un europeo), Acantilado, 2oo1.

7

La palabra pasión me recuerda a Salinas o Neruda, ya no sé cuál de los dos, o a los dos quizás.

Ayer

Podría imaginarte en Ramales de la Victoria, que es a donde me apetece ir ahora. Podría imaginarte allí, recogida, en este modo de igualar lo real y lo imaginario, en el que todo es real.


miércoles, 20 de octubre de 2010

La lluvia

"Un día llegó el cartero vestido con un chubasquero de goma. Las cartas habían quedado flácidas como pañuelos mojados.
—Todo está empapado—dijo—, llega reblandecido.
Resultaba imposible leer nada. Seguramente, las palabras se habían disuelto antes de ser escritas. Entonces perdimos la esperanza definitivamente".


Andrzej Stasiuk, El mundo detrás de Dukla, Acantilado, 2oo3.

6

Soy y no soy aquel que te aguardó en un café iluminado, con temor y alegría.

martes, 19 de octubre de 2010

Vista cansada

1
Entre la gente
se para el pensamiento.
Fragua la luz.


2
Llega la noche
y la luz es espesa
como la sangre.


3
Hoy se derrama
por la Plaza Mayor
toda la inercia.


4
Ya para siempre
en la tarde de agosto.
Aquí estaré.


5
En la penumbra
las estrellas eléctricas
susurran lejos.


6
Mientras soñamos
¿no seremos fantasmas
en otros sueños?


7
Sombra de hombre.
Las ranas asustadas
casi bucean.


8
Doy una vuelta
a través de la vida.
Vista cansada.


9
Calor punzante.
Sin sentirse la brisa
pasa de largo.


10
La brisa pasa
mientras trae el olor
de horas muertas.

lunes, 18 de octubre de 2010

Otros mundos

En Fantasmas hospitalarios entra mucha gente —me comenta un compañero de Facultad—. —Pronto tendrás más entradas que García Martín en Crisis de Papel, añade. Al llegar a casa, solo y tranquilo, charlo con dos viejos amigos. Pessoa, con una tristeza de voz alta, me dice: "¡Cuántas veces yo mismo, que me río de semejantes seducciones de la distracción, me encuentro suponiéndome que sería bueno ser célebre, que sería agradable ser halagado, que sería brillante ser triunfal! Pero no consigo visualizarme en esos papeles de cima sino con una carcajada del otro yo que tengo siempre cerca como una calle de la Baja". A ésto, otro amigo, Goethe, le replica: "Las condecoraciones y los títulos evitan muchos empujones en las aglomeraciones". Y uno, que vive en Marte donde no existen aglomeraciones, y es más partidario de Pessoa que de Goethe, piensa que el mundo sigue siendo mundo, con pasajeros o sin ellos.

domingo, 17 de octubre de 2010

Detrás de Dukla

Es, a fin de cuentas, agotador extraviarse hacia el sentido de las cosas. El silencio deja de respirar, y yo lo siento como tal. Continúo leyendo “El mundo detrás de Dukla” de Stasiuk, un libro excepcional, eterno y luminoso al mismo tiempo.

El Astillero



Desde hace algunos años intento definir en qué consiste su penetrante fuerza. Mis pensamientos, tarde o temprano, vuelan precisamente hasta allí, como si en el poco ajetreo de sus calles encontraran satisfacción aunque, en realidad, permanezcan suspendidos como una temerosa luz. Villaespesa, Piélagos, Peña Cabarga, Guarnizo, Bahía de Santander, San Salvador. Acá y allá cafés, dos rías: Solía y del Carmen, dos paseos, dos estaciones, una iglesia. Así es Astillero, honesto y profundo, como una marisma en la memoria, un mapa y una puerta al paraíso, una llave irrepetible y una débil esperanza cubierta de plumas reverberantes de realidad.

viernes, 15 de octubre de 2010

Noche y día

"El recuerdo es el único paraíso del que no pueden expulsarnos. A veces puede ser cierto. Pero más a menudo es un infierno al que se nos condena sin culpa" (Jean Paul Friedrich Ritcher).

jueves, 14 de octubre de 2010

5

Por motivos que no alcanzamos a comprender el corazón tiene forma de corazón, se suele comparar con un reloj y parece ser el que más acusa los misterios, las tristezas, las pasiones, las envidias, los resentimientos, el amor y la soledad.

miércoles, 13 de octubre de 2010

La prisa de los relojes

1
Rumor de aves.
Quizás es que la tarde
quiere volar.


2
El viento pasa
igual que un vagabundo
entre los campos.


3
Meto las manos
dentro de los bolsillos.
Una o dos sílabas.


4
Barcas de fondo
descansan como inertes
sobre las aguas.


5
Entre tus brazos
caen frutos maduros.
Ya es otoño.


6
La nube última
ha resuelto apartarse.
Es un alivio.


7
La luna guarda
en el cielo de octubre
todas las sombras.


8
Por  el asfalto
el aire como tinta
se coagula.


9
Agotadores
los recuerdos me siguen.
Pasos confusos.


10
Felicidad
es un ave que vuela
hacia una isla.

4

Este mundo, desesperadamente viejo y radiante, está lleno de detalles  que dan origen a acontecimientos.

martes, 12 de octubre de 2010

Utopías

Escribo, casi a tientas: Anotar fragmentos de mis semisueños y recuerdos, en una mesa del Cires, con un café y un agua con gas. Deambular a la deriva las calles de la ciudad más antigua del mundo, la primera en nacer. Salvarme de que me salven. Describir los momentos misteriosamente significativos. Soñar con usted día y noche entre la realidad y el delirio. Dejar de charlar y conocer a mis viejos fantasmas. Recordar, con frecuencia, la frase de Camus: "Siempre hay un filósofo para la falta de valor". Llevar conmigo a todos los que fui, a los que quise ser. Estar a gusto o, lo que es lo mismo, no pensar.

lunes, 11 de octubre de 2010

3

Los lugares y las ciudades, como las utopías, emanan nostalgias.

Yo soy de Pettah

Hojeo Cabezas verdes, manos azules, una recopilación de notas de viaje realizadas por Paul Bowles (EEUU, 1910-1999). Al deslizar la mirada por sus páginas, éstas nos transportan a lugares recónditos de África Menor, libres de los aderezos, riquezas y corrupciones modernas. Nada más abrir el libro me encuentro, transeúnte de todo, un pasaje luminoso con el que me siento identificado. Me doy cuenta de que los viajes son los viajeros, de que hay tantas formas de ser o gustos como personas atraviesan las calles: "El Pettah es el único barrio de la ciudad en que el visitante puede hacerse una vaga idea de lo que fue la vida en Colombo antes de que se propagase la gangrena del s. XX. Se encuentra al final de un paseo largo y poco interesante al otro lado de la vía férrea, bajando por interminables calles sin la menor sombra. Por lo visto, nadie en Ceilán consigue comprender cómo puede gustarme. Lo habitual es poner un gesto de cierto asco cuando se pronuncia la palabra Pettah".


Paul Bowles, Cabezas verdes, manos azules, Alfaguara literaturas, 1992

domingo, 10 de octubre de 2010

Perro sin dueño

Solo caminar
junto al perro sin dueño
entre las viñas.

(Félix Arce Araiz, Soria, España)


Se espanta el gato:
siente cerca un rival,
¡solo es su sombra!

(Karina Margarita Peña, San Pedro de los Pinos, México)


Chillidos negros
zumbando por el azul:
las golondrinas.

(Susanne Effert-Hartmann, Karlstadt, Alemania)


Fui una cosa más
entre las cosas calladas.
Madrugada.

(Damián Marcelo Ratin, Argentina)


Charco que pisa
la gente, calmas la sed
de los perros.

(Rafael Álvarez, La Habana, Cuba)


Cae una piedra
círculos concéntricos
surcan el agua

(Humberto Raúl Ochoa, Departamento de Rocha, Uruguay)


Fría llovizna
en la callada tarde
mi alma en paz

(Carlos Agustín Romero, Departamento de San Salvador, El Salvador)


Por el camino
el silbido del mirlo...
me doy la vuelta

(Isabel Asúnsolo, Beauvais, Francia)


En el entierro del niño
una bandada de loros
contra tanto silencio.

(Jaime Ernesto Mancilla, Valdivia, Chile)


Pulverizándose
los amantes se besan
bajo la lluvia

(José Humberto Lalupú, Piura, Perú)


Polvo de nieve,
penetrando el bosque
en silencio.

(Franklin Roberto Vilaseo, Miami, Estados Unidos)


Luna de otoño:
el verano se agita
entre los árboles.

(Miguel Ángel Gómez, Asturias, España)



Perro sin dueño (II Concurso Internacional de Haiku), Facultad de Derecho (Universidad de Castilla La Mancha), 2oo8.

viernes, 8 de octubre de 2010

Alrededores

Viernes ventoso. Cielo vasto y azul. Me dirijo a Mieres; leo riguroso en el café Carolina. Un hombre puede, si posee verdadera sabiduría, disfrutar del espectáculo completo del mundo en una silla, dice Pessoa. No sé. En los alrededores, con tristeza, la voz de un vacío; me marcho. Camino por las calles viendo la cara de los viandantes como si conociesen mi vida; luego una llamada de Laura me llena de claridad antes de que todo esté oscuro.

jueves, 7 de octubre de 2010

1

La inspiración no es un absoluto pero su llamador es más eficaz que cualquier otro.

La incertidumbre de Vargas Llosa

El escritor peruano Mario Vargas Llosa ha obtenido el Premio Nobel de Literatura 2o1o. "Pensé que era una broma" dijo que sintió cuando recibió la noticia. Tanto es así que prefirió no celebrar hasta que salió el anuncio oficial. Y es que, en propias palabras del autor de La ciudad y los perros, "La incertidumbre es una margarita cuyos pétalos no se terminan jamás de deshojar".

miércoles, 6 de octubre de 2010

La memoria de los excesos

Nuestra charla, tal y como ha surgido, es como sigue. R.: ¡Eres un maníaco de los haikus! (con ironía). Yo: Me hace ser metódico. R.: Siempre que entro en tu blog veo: escrito hace10 minutos, escrito hace 1 hora... ¡no paras!. Yo: Lo hago por mí, no por el lector, me entusiasma hacer anotaciones (Risas). Puedes hacer un libro de haikus, dice. La mayoría de lo que he escrito lo borraré u olvidaré, añado yo.
A veces, las conversaciones del Lúpulo pueden ser muy productivas. Cuando me marcho del café recuerdo las palabras de Paul Morand: "Lo bueno que tienen los excesos es que se te llevan la memoria y, ante todo, la memoria de los excesos".

martes, 5 de octubre de 2010

Diarios

Leo los diarios del novelista estadounidense John Cheever (Premio Pulitzer 1979), un conjunto de veintinueve cuadernos que abarcan más de tres décadas. El tema de la homosexualidad, el alcoholismo, o las tensiones domésticas abundan en sus páginas. No obstante, hay ciertos pasajes que dejan entrever a uno de los grandes narradores del siglo XX, de ahí que se le conozca con frecuencia como el "Ovidio o Chéjov de los barrios residenciales". Aquí os dejo uno de ellos, el que yo prefiero: "Sueño que estoy paseando con Updike. El paisaje parece el de mi infancia. Un perro conocido nos ladra. Detrás de las ventanas iluminadas veo amigos y vecinos. Updike juega con una pelota de tenis que es mi vida, y mi muerte. Cuando la deja caer no puedo moverme hasta que vuelve a cogerla, pero a la vez tengo la dolorosa sensación de que va a matarme con la pelota. Parece un asesino frío. Debo escapar. Aparece un museo con torniquete en la entrada, escalera de mármol y estatuas. Finalmente, escapo".

John Cheever, Diarios, Editorial Planeta, S. A. 2oo4.

lunes, 4 de octubre de 2010

El mundo gira

1
Día dichoso.
En el café La Corte
solo rutina.


2
No es de París
quien no conoce bien
a sus fantasmas.


3
Soy soñador
que lleva soledad
desconfiada.


4
Mira: son muchos.
Y son muy poderosos,
los automóviles.


5
Un solo rayo
atraviesa las hojas.
Luz de la calle.


6
A toda prisa
me atraviesa un aroma.
Café perdido.


7
De vuelta a casa
no hay mejor recoveco
que la tristeza.


8
¡Alma a las tres!
Cuando aparece un alma
la amo y punto.


9
Pienso en Joyce.
Y sus palabras flotan
en mi cabeza.


10
Sin avanzar
paseo por la playa.
Ruido de olas.


11
Es una charca
una ciudad antigua.
Reflejos lentos.


12
Vuelvo a caer
desde aquellas alturas.
Sueños pasados.


13
Hoy me recibe
con un sol reluciente
otra ciudad.


14
Vi una barca
diminuta y borrosa
de pescadores.


15
En Astillero
se respiraba música.
Ruinas que arden.


16
Bajo luz verde
gente que va y viene.
Qué extraño el tiempo.


(Siento ser abusivo pero los haikus, veloces y tristes, me persiguen...)

En algún sitio

¿Quién no quiere buscar tras la ventana al amor? ¿Quién no puede desear la espera de una voz que se hace distancia, el encuentro de apenas unos pasos por la ceniza de las calles, la llegada de un adiós?.

domingo, 3 de octubre de 2010

Según se aleja

De pronto me desperté pensando que estaba en Astillero. Sentí un placer enorme, a decir verdad, al pensar que me encontraba en aquel municipio querido. Ya saben ustedes lo que quiero decir. En secreto hice los planes de lo que me proponía hacer a través de todo el día: pensaba desayunar en el Café Cires junto a la plaza del Mercado, dirigirme como de costumbre al paseo de la antigua vía del Ferrocarril, ingenuo e inmaduro, bajo el tenue sol de otoño. Fue entonces, al agarrarme unas tediosas manos fantasmas, cuando pude darme cuenta de que, ya se ve, no estaba en Astillero. Una prueba más de que es posible ser más dichoso en sueños que en la realidad.